China y la era del conocimiento

Que la era industrial quedo atrás es más que obvio, y que la era en la que entramos es la era de tres palabras clave (como son las palabras creatividad, innovación y sobre todo conocimiento) es una realidad meridiana. Y ha esta nueva era también se esta adaptando China.

Mucho más que la fábrica del mundo

China, en estos últimos años, ha sido la gran fábrica del mundo, y gracias a ser ese gran y potente motor, se ha desarrollado enormemente y hasta cotas insospechadas. Pero ahora China esta dando un paso más allá. China pretende dejar de ser sólo la fábrica del mundo, para empezar a ser una potencia que crea e innova, que ofrece valor añadido, y que entra plenamente en la que va a ser la era y la economía del siglo XXI: la era y la economía basada en el conocimiento.

Destacar que China para ser la gran potencia que pretende ser, mejor dicho para que China logre ser una potencia sostenible en el tiempo, tiene que hacer estos pasos. Pues de no hacerlos entraría en un estado, como el estado en el que han entrado muchos de los países ya desarrollados y que basaron su economía de los últimos lustros o decenios en el sector inmobiliario, en el turismo de baja calidad, o en la industria de bajo coste y sin valor añadido.

Dicho de otro modo, para lograr el crecimiento que ha logrado, ha China ya le ha venido bien ser la fábrica barata y de baja calidad del mundo, pero ahora para sostener y consolidar ese crecimiento, debe de transformar lo de baja calidad y barato, en innovación y valor añadido. Y además empezar a ser exportador de servicios del conocimiento y receptor y exportador de talento.

Bien posicionado para ello

Y todo indica que China no sólo es conocedora y que está decidida a ir por ese camino, sino que los datos corroboran que esa realidad ya está llegando. No en balde, datos como los que indican que en China ya se están graduando más ingenieros que en todos los Estados Unidos de América y Europa juntos es una buena muestra de ello.

Sin duda, buenos datos para una economía que no puede permitirse relajar si quiere mantener un crecimiento que la saque definitivamente de la letargia en la que se encontraba. Una economía que debe basarse en la que el éxito de las naciones ya no estará sólo en la extensión de sus territorios, en la fortaleza de sus ejércitos o incluso en la riqueza de sus recursos naturales, sino que se sustentará en la innovación, el valor añadido y la adopción de la era del conocimiento por parte de sus empresas, sus estructuras y sus gentes.

JORDI GARCIA CASTILLÓN

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